1. La incorporación sistemática de arbolado en todas las vías urbanas de nueva urbanización y en las reurbanizaciones del viario existente.
2. La selección prioritaria de especies autóctonas, con baja demanda hídrica, elevada capacidad de sombreado, eficiencia en la captación de CO₂ y buena integración paisajística.
3. La integración de tecnologías de riego inteligente, como sensores de humedad, telegestión y automatización del sistema.
4. La transversalidad con otros servicios municipales (Descentralización, Fomento, Vía Pública, Contratación), garantizando que no se promuevan proyectos de reordenación urbana sin incorporar arbolado, conforme a los criterios del Plan Foresta.
5. La adaptación de los diseños urbanos a una infraestructura verde que actúe como sistema natural de mitigación y adaptación climática, conectada, eficiente y funcional.